Ni una mosca

Ni una mosca, ni una. Una bola de arbusto arrastrada por, el viento que hace silbar los cables de electricidad. Ni un alma a la vista. La luna alta y plateada brilla en el cielo rodeada de estrellas brillantes, y nadie pero nadie en las calles, ni un perro. Nada.


Ups... Miento. Un ruido, si un ruido sordo como de música, un pum pum, pero muy bajito, lo escuchamos ahora por tanto silencio. Ah, y un auto. Acaba de llegar.

Eh! Es nuestro protagonista. ¡Shh! Que no se entere que estamos aquí.

Se baja del auto, es algo viejo y rojo, el auto, nuestro protagonista es alto, esta algo viejo y tiene el pelo rojo, pero para mi es coincidencia. Mira alrededor, parece perdido. El sordo sonido es ahora un poco más notorio, el hombre lo sigue. ¡Shh! Hagan silencio lo vamos a seguir. Camina hacia la plaza del pueblo, mira sospechoso hacia nosotros... ¿¡Quién Pensó?! ¡Hey! De enserio guarden silencio!

Ahora si algunos me dejan vamos a poder seguir con esto. ¡Hey! ¿Donde fue? Iba para la plaza no, aja, ahí esta frente al ángel que adorna la fuente. Parece confundido, empuja una de las alas, una gran baldosa se mueve, debajo hay una escalera por la que sube el ruido de música.  El hombre camina rápido cuando la baldosa empieza a cerrarse de nuevo... Bueno ahora lo vamos a seguir así que traten de no llamar la atención.

El protagonista se detiene al final de la escalera, frente a una puerta de roble, que vibra con la música que hay detrás de ella. Empuja muy suavemente y abre. Pasa a una amplia habitación muy bien iluminada con una gran pista de baile en el medio y largas mesas alrededor.
- Arturo! -Grito una joven mujer de largo cabello rubio que llevaba un vestido blanco y celeste muy largo con una cinta ancha en el pelo, la cinta era azul (si vieron Alicia en el País de las Maravillas de Disney tendrán una idea de lo que hablo, era como Alicia pero crecida).
- ¡Arturo! -repite la dama- ¡Acá! ¡Acá! -nuestro protagonista se acerca a ella y tomándola del brazo la besa apasionadamente.
- ¡Arturo! -Dice ella ruborizada- Mis Padres! -tras ella dos personas mayores sonreían en complicidad, Alicia podemos decirle era una copia joven de su madre, largos cabellos rubios y ojos azules, aunque llevaba un vestido verde. El hombre... bueno el hombre no era un hombre, para empezar su piel era verde, sus ojos rojos y pestañeaba de costado, pero sonreía de todos modos.

- Muchacho! -Dijo el... el coso- Espero que no te hayan echo mucho lió en la oficina.
- Nah, no se preocupe Señor Morlo, ya estoy aquí. - Arturo acompaño a la pareja hasta una de las mesas llevando a Alicia del brazo, ella apoyando la cabeza sobre su hombro, en el camino esquivaron muchos niños corriendo alrededor, la mayoría de los niños tenían la piel verde y la mayoría de las niñas eran pequeños clones de Alicia, aunque alguna niñas, muy pocas tenían piel verde y algunos niños, un poco mas, eran pelirrojos y algo altos para su edad.

- ¡ATENCION, HERMANOS! -un hombre alto y pelirrojo parado en la mesa que daba justo enfrente de la gran puerta de roble estaba gritando- ¡HOY ES DIA DE FIESTA! -todos los participantes lanzaron un grito de jubilo- HOY TERMINARA EL DOMINIO DE LOS HUMANOS Y EMPEZARA EL NUESTRO.
- ¡SI! -grito el pueblo verde.
- ¡SI! -dijo el hombre, y la fiesta empezó, las rubias y hermosas mujeres empezaron a bailar de dos en dos y arrastraron a los hombres verdes a la pista, Alicia tomo el brazo de Arturo y lo estaba guiando cuando este se dio la vuelta y miro hacia nosotros... el silencio tomo la sala, todos los rostros miran a nosotros amigos... amigos... ¡corran! ¡Alguien pensó! ¡¡Alguien Pensó!!

¡CORRAN!